Un café y dos cervezas

No había querido escribir sobre ello, ni casi pensar, por miedo a gafarlo con su habitual mala estrella, pero después de una semana, un café y dos cervezas, empezaba a vislumbrar que un tenue destello llegado de donde menos se esperaba comenzaba a alumbrar en su dirección.

Probablemente quedaría en nada como otras veces, pero lo que le importaba de verdad era que tenía otra vez el móvil lleno de palabras, la cabeza llena de nuevas canciones y la boca llena de sonrisas.

Café

Se levantó, se afeitó y se aseó como si nada. A la hora convenida preparó el café, fuerte, tal y como le había pedido. Incluso dispuso una bandeja de galletitas y pastas, y se sentó a esperar.
El demoledor mensaje de la noche anterior cancelando la visita y diciendo que aquello era un error, que no podría llevarles a nada bueno, seguía pesando como una losa. Pero prefería tirar una jarra entera de café recién hecho que admitir que Ella se alejaba para siempre.